HAY DETRÁS DE CADA
CELEBRACIÓN -
CLARA
1944
EL AÑO
La Segunda Guerra Mundial continúa. Aunque hoy sabemos que acabaría un año después, lo cierto es que en ese momento no había un dominio claro de los aliados frente a las potencias del Eje.
- En Ámsterdam, la Gestapo captura a la familia Frank, que había permanecido escondida de los nazis durante dos años para evitar su reclusión en un campo de exterminio. La hija de 12 años escribió un diario, que quedó interrumpido cuando los apresaron. La niña murió de tifus en 1945, en el campo de concentración de Bergen-Belsen, después de pasar por Auschwitz. No obstante, su memoria se hace eterna cuando su padre, único superviviente de la familia, publica El Diario de Ana Frank, considerado un testigo literario del Holocausto.
- La degradación del nivel de vida en la década de los 40 fue tal en España, que asegurarse la subsistencia se convirtió en una auténtica lucha diaria. Fueron los años de las cartillas de racionamiento de alimentos y el incremento de enfermedades a causa de la desnutrición y la falta de higiene.
- En nuestro país nace el DNI para llevar un censo de los ciudadanos, algo que hasta el momento únicamente era posible a través de la Iglesia, que era quien lo elaboraba a partir de los libros parroquiales que registraban bodas y bautizos. ¿Los primeros en tenerlo? Los presos y los que estaban en libertad vigilada.
- Ese año se implanta en España el seguro de enfermedad y se traen de Brasil las primeras dosis de penilicina.
EL CALENDARIO
La vacunación sistemática no llegaría hasta años después, pero España había empezado a organizar iniciativas para inmunizar a la población frente a infecciones muy prevalentes.
En 1800 se comenzó a vacunar frente a la viruela, aunque la pauta no fue obligatoria hasta 1921, después de comprobar que las deficiencias en la cobertura daban lugar a la aparición de brotes de manera periódica. Finalmente, en 1944 se oficializó la obligatoriedad de la vacunación frente a la viruela con la Ley de Bases de Sanidad, lo que repercute en un mejor control de esta enfermedad.
La vacuna de la viruela
El origen de la vacuna de la viruela se remonta al siglo XVIII. Edward Jenner, médico británico en el ámbito rural, constata que las ordeñadoras que contraen la viruela bovina no desarrollan la infección humana. LLega a la conclusión de que, si introduce un extracto de viruela bovina en un individuo sano, éste queda protegido frente a la enfermedad.
En 1796 inocula a un niño de ocho años con una muestra procedente de una ordeñadora contagiada de la viruela bovina y constata que la vacunación puede hacerse no solo de animal a persona, sino entre personas.
La acción de Jenner es algo inimaginable hoy en día y también causó controversia en su momento. A pesar de las burlas de sus coetáneos y de que muchos especialistas le acusaran de temerario, Jenner avanza en su investigación, acuña el término vacuna (procedente del latín vacca, vaca) y publica "On the Origin of the Vaccine Inoculation", donde recoge el resultado de sus experimentos.
A partir de ese momento, la vacuna de la viruela va mejorando y durante años, cada país se encarga de organizar sus propias campañas de vacunación de manera independiente. Los resultados son poco esperanzadores por la falta de sistematización y porque los antivirales disponibles en ese momento para tratar la enfermedad eran poco eficaces.
En España, después de varios brotes sucesivos, se acuerda la obligatoriedad de la vacuna en 1921 y se establece el aislamiento de los enfermos como medida para contener la propagación de la enfermedad, unas pautas que dan buen resultado hasta la llegada de la Guerra Civil.
Actualmente, la viruela es la única enfermedad que ha conseguido erradicarse mediante la vacunación. Este objetivo se consiguió gracias al impulso de la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo que en 1959 declaró la erradicación de la viruela como uno de sus principales objetivos, y al esfuerzo de todos los países. Siguiendo las directrices de la OMS, estos organizaron campañas masivas de vacunación hasta que en 1979 la viruela se declara erradicada. La vacunación deja de ser necesaria y se suspende en 1980.
De qué nos protege
La viruela ha sido una de las enfermedades más mortíferas de la Historia. Desde sus orígenes, en torno al año 10 000 a.C, hasta su erradicación en 1980, ha sido responsable de varias epidemias sucesivas que han llegado a alcanzar tasas de mortalidad del 30 % de los infectados, lo que se traduce en la muerte de más de 300 millones de personas en todo el mundo.
Esta enfermedad se propagaba fácilmente por el contacto entre personas o con objetos contaminados con el virus causante de la enfermedad (Variola virus). Básicamente se manifestaba en forma de fiebre alta, vómitos, llagas, erupciones cutáneas y lesiones en la piel que daban lugar a las características cicatrices una vez que se caían.
La sintomatología se iniciaba en la lengua y en la cavidad oral en forma de manchas rojas y se extendía por la cara, los brazos, las piernas y las manos en cuestión de horas. Estas lesiones se transformaban en pústulas que posteriormente formaban costras que se desprendían al poco tiempo. El proceso en total duraba en torno a una semana y durante casi todo ese periodo el afectado podía transmitir la enfermedad. Los que sobrevivían podían quedar con secuelas de por vida, fundamentalmente ceguera y cicatrices.
Variolización y vacunación; no es lo mismo
Se puede decir que la variolización es una suerte de tratamiento precursor de la vacunación. Surgió en China en torno al siglo XI y se extendió posteriormente por India y Oriente Medio. Básicamente, la variolización consistía en administrar una pequeña dosis de virus causante de la viruela con la esperanza de que el afectado enfermase de manera leve, superase la infección y adquiriese inmunidad.
Para que el individuo sano entrase en contacto con el patógeno, inhalaba o se metía en las fosas nasales trocitos de pústulas de pacientes infectados o llevaba ropa impregnada de pus perteneciente a personas enfermas.
La esposa del embajador de Inglaterra en Constantinopla descubrió este método y lo introdujo en Europa en 1720. Aunque salvó muchas vidas, el problema de la variolización es que no había forma de controlar que la infección cursara con sintomatología leve. Tampoco tenía en cuenta el hecho de que, al entrar en contacto con el pus de los pacientes, las personas sanas podían contraer otras enfermedades, además de la viruela.
Qué es la inmunidad de grupo
La inmunidad de grupo, también llamada coloquialmente inmunidad de rebaño o inmunidad colectiva, hace referencia a la protección indirecta frente a una determinada enfermedad infecciosa que se logra cuando un amplio grupo de población se vuelve inmune a ella gracias a una alta cobertura vacunal.
Periódicamente surgen corrientes favorables a permitir la propagación de una enfermedad infecciosa para que la población alcance la inmunidad de grupo de manera natural, lo cual es un error. Por ello, las entidades sanitarias abogan por alcanzar la inmunidad colectiva instaurando calendarios vacunales amplios que se apliquen de forma sistemática a la mayor cantidad de personas posible.
La evidencia científica indica que la primera opción acarrea una tasa muy elevada de enfermedad, ingreso hospitalario, secuelas y fallecimientos completamente innecesaria, ya que pueden evitarse en gran medida con la vacunación.
HAY DETRÁS DE CADA
CELEBRACIÓN -
MARÍA
1978
EL AÑO
Los jóvenes españoles están dispuestos a romper con la realidad social más tradicional y conservadora y se identifican fácilmente con las actitudes vanguardistas y libertarias de la movida madrileña. Tras años de férreo control emergen nuevas publicaciones y el mundo del cine y la música eclosiona. Son los años del auge del cine de destape.
- Empiezan a asomar los comienzos de la movida. Ese año inician su andadura tres grupos míticos de los 80: Tequila, Kaka de Luxe con Carlos Berlanga, Alaska o Nacho Canut, y Nacha Pop.
- La película Grease desató toda una fiebre revival. El actor en la cresta de la ola, por supuesto, era John Travolta, que el año anterior también había protagonizado otro hit, Fiebre del sábado noche.
- En la única cadena de televisión que había en España, TVE, empezaban a despuntar las series: importadas como Dallas, Vacaciones en el Mar o Yo, Claudio o de producción nacional, como Cañas y Barro. La programación infantil se hacía también un hueco con los célebres Teleñecos.
- La medicina reproductiva vivió una revolución con el nacimiento de Louise Brown, la primera bebé probeta
EL CALENDARIO
En 1978 se incorpora la vacuna del sarampión al calendario oficial de vacunación de los españoles, a los 9 meses de edad, y un año después, en 1979, la de la rubeola a los 11 años. Poco más tarde, en 1981, se incluye una tercera vacuna, la de la parotiditis (paperas) y se administran conjuntamente en una agrupación conocida como vacuna triple vírica.
Gracias a la eficacia de los programas de vacunación infantil, los casos de sarampión, rubeola y paperas en el mundo han disminuido hasta en más del 95 % en la mayoría de los países y, de hecho, se pretendía lograr la erradicación de enfermedades como el sarampión en 2015, como ocurrió con la viruela. Sin embargo, este objetivo no ha llegado a cumplirse y en los últimos años se han detectado nuevos brotes de infección en varias naciones que se atribuyen a un descenso en el número de menores que recibe la inmunización debido a las creencias antivacunas y a la presencia de bolsas de personas susceptibles a infectarse en población desfavorecida.
Está compuesta por una cepa atenuada de este virus y, aunque en su estreno en el calendario de vacunación español estaba disponible como vacuna monocomponente, actualmente se aplica combinada con otros componentes en forma de triple vírica (sarampión, rubeola y parotiditis) o tetravírica (con varicela añadida).
Se administra a todos los niños a partir de los 12 meses de edad, con una segunda dosis a los 3-4 años de edad. También está indicada en adolescentes y adultos sin antecedentes de vacunación completa.
La primera dosis induce inmunidad frente al sarampión en más del 95 % de los vacunados. En un 5 % de los casos, el receptor puede no desarrollar una respuesta inmunitaria y, de ahí, que se aconseje una segunda dosis para rescatar a ese porcentaje inicial de no respondedores. La vacuna produce anticuerpos frente al virus, si bien en menor medida que la enfermedad natural, pero se ha demostrado que la inmunidad protectora que induce persiste durante muchos años y, seguramente, de por vida.
De qué nos protege
El sarampión es conocido desde muy antiguo. Ya en los jeroglíficos egipcios se tiene constancia de menciones a la enfermedad aunque no fue hasta el siglo X de nuestra era cuando se describió como una infección distinta de la viruela. Es una enfermedad aguda que se presenta con fiebre, tos, congestión nasal, conjuntivitis y manchas rojizas en la piel que desembocan en una erupción cutánea que comienza por la cara y después se generaliza.
La erupción dura entre 4 y 7 días y a veces termina con una descamación. Hay un signo que solo aparece en esta enfermedad que son las manchas de Koplik (lesiones blanquecinas con halo rojizo en la mucosa de la boca, en la cara interna del carrillo, que aparece 2 o 3 días antes de la erupción cutánea). Si se presentan complicaciones, puede causar inflamación en los pulmones y en el cerebro (encafalitis) y poner en riesgo la vida del afectado.
El período de incubación suele durar de 4 a 12 días, durante los cuales el afectado no manifiesta síntomas. Las personas infectadas pueden contagiar el virus desde la aparición de los primeros síntomas hasta los 3 a 5 días posteriores a la aparición del sarpullido cutáneo que la caracteriza. No existe una terapia específica para la enfermedad, pero se puede prevenir mediante la vacuna.
El sarampión produce un fallecimiento por cada 3 000 casos y una encefalitis por cada 1 000, que puede ser grave y dejar secuelas neurológicas. Las complicaciones pueden ser consecuencia de la propia infección vírica o de una sobreinfección bacteriana y son más frecuentes en los niños pequeños.
Antes de la vacuna, el sarampión afectaba a casi toda la población en algún momento de sus vidas. La historia de la enfermedad experimentó un cambio radical a partir del año 1963 con la llegada de la vacuna. El número de casos cayó en los años siguientes hasta un 99 %. Desde 2012 han disminuido los casos en Europa, pero actualmente existen focos epidémicos importantes no controlados en Rumanía, Bulgaria y Francia. Entre enero y diciembre de 2020 se declararon más de 1 200 casos de sarampión en Europa, de ellos casi 60 en España, todos importados por personas provenientes de otros países.
Todos los países europeos han notificado algún caso en los últimos años y la mayor incidencia se da en menores de un año. El 71 % de las infecciones se produjo en no vacunados y un 18 % en vacunados con una sola dosis. Administrando la primera dosis de la vacuna a los 12 meses y la segunda a los 3 o 4 años se reduciría el riesgo de contagio de niños no vacunados o incompletamente vacunados.
La vacuna frente a la rubeola se elabora con una cepa de virus atenuados. En España solo existe vacuna de la rubeola combinada con las de sarampión y parotiditis, denominada vacuna triple vírica (SRP), y combinada además de con estas, con la de la varicela, en forma de tetravírica (SRPV).
Se administra en dos dosis de SRP o de SRPV con un intervalo mínimo de un mes a partir de los 12 meses de edad. La primera dosis se recomienda a los 12 meses y la segunda a los 3 o 4 años de edad. Se administra por vía subcutánea, aunque también se pueden aplicar por vía intramuscular.
Se introdujo en España en 1979 para las niñas de 11 años con la finalidad de prevenir el síndrome de la rubeola congénita. Posteriormente, al introducirse la vacuna triple vírica (SRP) se amplió a niños y niñas. Los ensayos clínicos han demostrado que la capacidad de inducir inmunidad es muy elevada y supera el 99 %.
De qué nos protege
La rubeola es una enfermedad vírica benigna, pero su principal complicación es que, en el caso de padecerla una embarazada, puede afectar gravemente al embrión y ser causa de aborto o de importantes lesiones en el recién nacido (rubeola congénita). De ahí el interés en prevenirla a través de la vacunación universal, tanto en niñas como en niños (para evitar que la transmitan a embarazadas no vacunadas).
El que la padece suele tener fiebre escasa y una erupción de puntos rosados dispersos por todo el cuerpo. También es habitual que los ganglios occipitales y del cuello se inflamen y, en los adultos, también pueden inflamarse las articulaciones.
Las mujeres en edad de tener hijos deben asegurarse de haber recibido como mínimo una dosis de esta vacuna en algún momento de su vida. En caso de no ser así, deben vacunarse, tras lo cual se recomienda un intervalo de un mes antes de buscar un embarazo.
Las vacunas frente a la parotiditis, o popularmente paperas, están compuestas por diferentes cepas de virus atenuados de la parotiditis. En España solo existe vacuna de la parotiditis combinada con las de sarampión y rubeola, denominada vacuna triple vírica (SRP), y combinada además de con estas, con la de la varicela, en forma de tetravírica (SRPV).
Está incluida en el calendario de vacunación sistemático y se administra en dos dosis para conseguir el máximo nivel de eficacia. La primera dosis a los 12 meses y la segunda a los 3 o 4 años de edad.
La SRP se incluyó en el calendario de vacunación en España en 1981. Desde 1998, la cobertura de vacunación media nacional ha superado el 90 % y la incidencia de la infección ha descendido drásticamente, pasándose de tasas de 748 casos por 100 000 habitantes en 1984 a menos de 10 en años posteriores. No obstante, cada tres o cinco años aparecen brotes epidémicos de la enfermedad, lo que significa que el virus sigue circulando. Los más recientes, en 2012, 2013 y en 2019, se detectaron, sobre todo, en centros escolares y empresariales.
La mayor parte de los casos de parotiditis declarados actualmente corresponde a población mayor de 15 años, no vacunada o vacunada entre 1993 y 1999 con una vacuna SRP cuyo componente antiparotiditis, la cepa Rubini, resultó escasamente inmunógena.
En Europa, en 2018 se declararon 2,6 casos por 100 000, siendo España el país con más casos.
De qué nos protege
La parotiditis (paperas) es una enfermedad típica de la edad escolar (5-14 años), aunque con la vacunación sistemática más de la mitad de los casos se da actualmente en adolescentes y adultos jóvenes. Es una enfermedad contagiosa producida por un virus, que consiste principalmente en la inflamación de las parótidas (glándulas productoras de saliva situadas a ambos lados de la cara, por delante de las orejas, en la zona mandibular).
Se contagia fácilmente de persona a persona por la saliva, la tos o los estornudos.
Después de entrar en contacto con el virus, existe un periodo libre de síntomas (incubación) que dura alrededor de 15 días. El periodo infeccioso va desde tres días antes del inicio de los síntomas hasta 4 o 5 días después.
Aproximadamente entre un 15 % y un 20 % de las infecciones son asintomáticas, el 40%-50% cursa con síntomas inespecíficos y tan solo en un 30 %-40 % se presenta el cuadro clínico típico de la enfermedad, que se caracteriza por una inflamación dolorosa, uni- o bilateral, de la glándula parótida que provoca que la cara se hinche. Puede acompañarse de dolor en el oído o al masticar, dolor de cabeza, malestar y algo de fiebre. También puede afectar a otras glándulas productoras de saliva como las submaxilares (localizadas en la parte posterior del suelo de la boca).
La infección dura una media de 7 a 10 días y se cura sin complicaciones. El tratamiento suele ser domiciliario, simplemente con medidas sintomáticas, con analgésicos/antiinflamatorios, líquidos abundantes y restricción de sustancias ácidas o picantes que aumentarían el dolor en las glándulas salivales.
En ocasiones, puede provocar una inflamación de los testículos (en varones tras la pubertad), una meningitis de carácter benigno o la afectación de los nervios de la cara o de la audición.
La producción y comercialización de una vacuna lleva un largo proceso que puede durar años. Se inicia en el laboratorio, se continúa con ensayos clínicos en diferentes fases, al inicio con un número bajo de participantes y después con ensayos que deben incluir miles de voluntarios. Los controles se mantienen incluso una vez que las vacunas se comercializan y se administran en la población con estudios para confirmar su eficacia y seguridad.
Como ocurre con cualquier medicamento, las vacunas pueden producir efectos secundarios que por lo general son muy leves. Los más frecuentes son los efectos locales, como el dolor, hinchazón o enrojecimiento en la zona del pinchazo. También pueden producir efectos generales, como febrícula o fiebre, malestar, dolor de cabeza o provocar un sarpullido.
Excepcionalmente, una vacuna puede llegar a desencadenar reacciones graves en personas alérgicas a ese preparado o que presentan alguna circunstancia especial. Este es el motivo por el que se recomienda que las vacunas sean administradas por profesionales sanitarios y que tras recibir la vacuna, se permanezca en el centro sanitario alrededor de 15 o 30 minutos, por si apareciera alguna reacción alérgica inmediata, algo muy infrecuente que ocurre en un caso por cada millón de vacunados.
Se considera que el riesgo de la vacunación es mínimo por la gran diferencia entre la baja frecuencia de estas reacciones con el importante beneficio que producen las vacunas. Como ejemplo, la vacuna frente a la difteria, el tétanos y la tosferina (DTP), puede provocar una encefalitis (en la mayor parte de los casos leve) en uno de cada millón de vacunados, mientras que padecer cualquiera de las tres enfermedades puede ocasionar la muerte en uno de cada 200 niños y producir una encefalitis (muchas veces grave e invalidante) en uno de cada mil niños que las padezcan.
Existen grupos de personas que se manifiestan contrarias al uso de las vacunas y se justifican atribuyendo a las mismas diversas alteraciones y efectos secundarios que, en la mayoría de los casos, son mitos.
Se les ha imputado la producción de autismo, el aumento de casos de cáncer o de leucemia, esclerosis múltiple, esterilidad, enfermedad de Alzheimer y una larguísima lista de graves enfermedades. No hay ninguna prueba, hoy en día, que relacione la vacunación con estas enfermedades.
HAY DETRÁS DE CADA
CELEBRACIÓN -
MIGUEL
1975
Fue el año en el que todo cambió en España, con el fin de un régimen y el inicio del camino hacia la democracia.
Aunque menos recordado, hubo otro gran cambio en la vida y la salud de los españoles, al implantarse el primer calendario sistemático de vacunaciones frente a graves enfermedades como la poliomielitis, la difteria, el tétanos, la tosferina y la viruela.
EL AÑO
El fin de la dictadura marca el inicio de una sociedad que accede progresivamente a una mayor calidad de vida y al denominado estado de bienestar. La moda cambia rápidamente y se nota en las calles, donde proliferan los pantalones de campana, las enormes gafas de pasta y los atuendos de corte hippie.
- Los estilos musicales se diversifican y en nuestro país se escucha desde música ye-yé hasta canción melódica, pasando por soul internacional y algo de rock.
- Sergio y Estíbaliz consiguen un décimo puesto para España en el Festival de Eurovisión con la canción Tú volverás.
- El piloto de motociclismo Ángel Nieto gana su sexto título en 50 cc. A lo largo de su carrera ganó nada menos que 12 + 1 (cosas de la superstición).
- El fútbol vive una época dorada de la mano de Cruyff, Amancio, Santillana, Camacho… sí, el mismo que luego sería seleccionador nacional y en 2010, reconvertido en comentarista deportivo, gritó aquello de: “Iniesta de mi vida” cuando el jugador marcó el gol que daría a España el Mundial de Sudáfrica.
- Se acuña el término cine del destape para referirse a películas en las que se veían los primeros desnudos femeninos y escenas subidas de tono.
EL CALENDARIO
El primer calendario nacional de vacunación oficial nace en el año 1975 para llevar a cabo de manera sistemática las campañas aisladas de vacunación que se habían realizado con anterioridad frente a diferentes enfermedades infecciosas.
Su objetivo fundamental fue ampliar la población protegida, reducir los brotes y, en definitiva, controlar y reducir la tasa de contagios y secuelas asociadas a patologías para las que ya en ese momento existía una vacuna que podía prevenirlas.
La vacunación frente a la poliomielitis comenzó en España en 1959, con la vacuna Salk, que consistía en tres dosis inyectadas de poliovirus inactivados que se administraban entre los 5 meses y los 8 años de edad. En 1963 esta vacuna queda en desuso y es sustituida por una vacuna oral elaborada a partir de virus atenuados.
León y Lugo fueron las primeras ciudades españolas en probar, en un estudio piloto, la nueva vacuna oral, que después se extendió a todo el país. Se aplicaba en dos dosis y se administraba a niños de entre 2 y 7 años. El éxito de esta primera campaña llevó a repetirla de forma masiva en 1965.
Finalmente, la vacunación se implanta de forma sistemática en el calendario vacunal de 1975 con una vacuna monovalente (con un tipo del virus de la polio) a los tres meses, seguida de sucesivas dosis de la vacuna trivalente (con tres tipos del virus) a los 5, 7 y 15 meses, y a los 6 y 14 años.
De qué nos protege
La poliomielitis es una enfermedad vírica causada por tres serotipos de la familia Picornaviridae. Afecta al sistema nervioso y puede causar la muerte o parálisis permanente en plazos muy breves de tiempo. Es altamente contagiosa y se transmite tanto por contacto directo con personas infectadas como por vías indirectas, objetos y agua contaminada.
Afecta fundamentalmente a niños menores de 5 años y no tiene tratamiento médico efectivo. Sus síntomas iniciales son similares a los de una gripe (fiebre, cansancio, dolor de cabeza…), que comienzan de forma leve durante un periodo que oscila entre los 2 y los 5 días. Progresivamente, se agravan con vómitos, mareos, rigidez de cuello, dolor y debilidad muscular.
Aproximadamente una de cada 200 infecciones produce parálisis irreversible (generalmente en las piernas) y entre el 5 % y el 10 % de las personas infectadas fallece a causa de la paralización de los músculos implicados en la respiración.
En el año 1988 la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció como uno de sus objetivos la erradicación mundial de la poliomielitis para el año 2000. A pesar de los grandes avances logrados, este no ha podido cumplirse completamente en algunos países. Aunque existe un gran número de regiones catalogadas por la OMS como libres de polio, lo cierto es que sigue siendo endémica en Pakistán y Afganistán. Estos dos últimos han experimentado un repunte de casos en 2020.
España se declaró oficialmente libre de polio en 2002 gracias a la vacunación. No obstante, los sistemas de vigilancia epidemiológica se mantienen alerta ante la posibilidad de que surjan nuevos brotes e insisten en la necesidad de mantener la cobertura vacunal para controlar la enfermedad de manera eficaz y definitiva.
A la vista del éxito alcanzado con la vacunación de la poliomielitis, el calendario vacunal de 1975 introduce la inmunización sistemática frente a la difteria, tétanos y tosferina (DTP). Esta vacuna, que se administraba a niños de entre 3 meses y 3 años en diferentes dosis, reunía en un solo producto la capacidad de inmunizar frente a tres patógenos que seguían siendo muy prevalentes.
Algunas de ellas, como la difteria, ya contaban con vacunas que habían probado su eficacia de forma aislada. De hecho, la vacuna de la difteria fue creada en 1923, aunque no fue hasta pasada la Segunda Guerra Mundial cuando se extendió su uso y descendió drásticamente la incidencia de la patología. Algo parecido ocurría con la vacuna antitetánica, cuya primera versión fue desarrollada en 1924 y utilizada para prevenir el tétanos en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial.
El desarrollo de esta vacuna combinada y su inclusión sistemática en el calendario vacunal contribuyó decisivamente a reducir la tasa de infección en la población española en los años sucesivos.
De qué nos protege
Difteria
La difteria es una enfermedad infecciosa potencialmente mortal que produjo varias epidemias importantes durante los años 20 y 30 del siglo XX. Afecta fundamentalmente a niños menores de 5 años y cursa con fiebre, malestar general e inflamación de las vías respiratorias. Cuando la toxina responsable de la enfermedad, producida por la bacteria Corynebacterium diphtheriae, entra en el torrente sanguíneo puede afectar a los riñones, el cerebro, el corazón o el sistema nervioso. Los supervivientes de la difteria deben ser inmunizados con las dosis pertinentes de la vacuna, a pesar de haber pasado la enfermedad.
Actualmente, la difteria está controlada en los países occidentales gracias a la vacunación; no así en algunas regiones de Asia, África, Caribe y Sudamérica, donde todavía es endémica, debido a que las tasas de vacunación se sitúan por debajo de lo recomendable. Por este motivo, su control es un objetivo prioritario en la mayoría de los países del mundo.
Gracias a la vacunación, en Europa solo se comunican anualmente unos pocos casos aislados. En España, el último caso de difteria se produjo en 2015, después de casi 30 años sin ninguna notificación de esta enfermedad en nuestro país. Fue en un menor no vacunado, que falleció por la enfermedad después de permanecer 25 días ingresado en la UCI.
Tétanos
El tétanos es una enfermedad causada por una neurotoxina muy potente que se produce cuando las esporas de la bacteria Clostridium tetani penetran en el organismo a partir de heridas o lesiones abiertas en la piel. Estas esporas están presentes en el suelo y en el intestino de animales y humanos. La enfermedad no se transmite de persona a persona.
La sintomatología incluye espasmos musculares dolorosos, rigidez en los músculos maseteros (situados a ambos lados de la cara, implicados en la masticación y en la articulación de la mandíbula) y rigidez en el cuello. La letalidad varía según la edad del afectado, situándose entre el 10 y el 15 % en adultos y llega al 90 % en el caso de los lactantes y los ancianos.
Aunque en España se notifican muy pocos casos anualmente, el tétanos sigue siendo una enfermedad de salud pública en países de baja renta. Por este motivo, la OMS continúa recomendando mantener una alta tasa de vacunación para avanzar hasta su erradicación.
Hay que tener en cuenta que no existe la inmunidad natural contra el tétanos y que solo puede adquirirse mediante la vacunación, por vía transplacentaria (de la madre gestante al feto) o tras la administración parenteral de inmunoglobulinas. Los supervivientes del tétanos deben ser inmunizados con las dosis pertinentes de la vacuna.
Tosferina
La tosferina o pertussis es una enfermedad muy contagiosa causada por la bacteria Bordetella pertussis. Aunque es una dolencia asociada a la infancia, lo cierto es que puede presentarse a cualquier edad, si bien su incidencia es poco frecuente gracias a los programas de vacunación.
La enfermedad se contagia por contacto estrecho con un enfermo a través de las gotitas que se exhalan al respirar, hablar o toser. De hecho, se calcula que el 80 % de los contactos susceptibles de contraer la infección en el entorno doméstico acaba desarrollando tosferina. Esta se incuba en un periodo que oscila entre los 7 y los 20 días y provoca una sintomatología muy similar a la de un resfriado común (fiebre, secreción nasal, estornudos, tos leve…) que va agravándose progresivamente hasta causar tos fuerte, sibilancias y dificultad respiratoria grave.
El diagnóstico se lleva a cabo después de rastrear la enfermedad en todos los pacientes no asmáticos que sufren accesos de tos, preferentemente por la noche, durante más de dos semanas seguidas. En lactantes no vacunados la alarma debe saltar antes, ya que los episodios son más intensos y pueden cursar con apnea y falta de oxígeno. Por eso, una de las estrategias más eficientes para proteger a los lactantes menores de 2 meses, es la vacunación de la embarazada a partir de la semana 27 de gestación. La vacuna de la tosferina pertenece al grupo de las inactivadas acelulares y se formula de manera combinada (en la misma vacuna, se protege frente a varios patógenos).
La clasificación de las vacunas en inactivadas (muertas) y vivas atenuadas es quizá la más sencilla y práctica a la hora de hablar de las diferencias en su composición.
Las vacunas vivas atenuadas se obtienen a base de realizar cultivos del microorganismo de manera sucesiva hasta conseguir un patógeno menos virulento, pero con la misma capacidad para provocar una respuesta inmunológica. Después de su administración, se produce una infección que pasa prácticamente desapercibida para el paciente, pero es igualmente eficaz a la hora de activar la respuesta de su organismo.
Por su parte, las vacunas inactivadas se consiguen matando el microorganismo mediante procedimientos físicos o químicos. Para lograr una respuesta inmunológica, estas vacunas se asocian a elementos adyuvantes (componente cuya función es la de mejorar la capacidad para desencadenar una respuesta inmunológica) y se aplican en varias dosis para reforzar su eficacia.
Llamamos vacunas combinadas a aquellas que contienen antígenos para dos o más microorganismos. La primera de este tipo fue la vacuna frente a la difteria, el tétanos y la tosferina (DTP), autorizada en 1948 e introducida para su administración sistemática en España en el primer calendario vacunal de 1975.
Desarrollar una vacuna capaz de hacer frente a varias enfermedades ha demostrado ser una medida muy eficaz, ya que a lo largo de los años los calendarios vacunales han ido introduciendo inmunizaciones para más patologías.
Las vacunas combinadas simplifican el calendario, lo que facilita su cumplimiento y repercute en coberturas más amplias. Además, ahorran molestias a los pacientes, algo esencial cuando se trata de niños, ya que son los que más dosis reciben.
HAY DETRÁS DE CADA
CELEBRACIÓN -
LUCÍA
2007
España encadenaba años de crecimiento económico por encima de la media europea, aunque en el horizonte se cernía ya la sombra de la primera gran crisis del siglo XXI.
El calendario vacunal se actualizó incluyendo dos nuevas vacunas en la adolescencia: la de la varicela y, solo en las chicas, la del virus del papiloma humano (VPH), uno de los pasos más decisivos en la prevención del cáncer de cuello de útero.
EL AÑO
España vive aparentemente tranquila, a excepción del atentado terrorista de ETA en la terminal 4 del aeropuerto de Barajas. En 2008, los años de buena salud económica llegan a su fin con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
- El deporte español vive uno de sus años dorados: Rafa Nadal gana su tercer Roland Garros consecutivo; ¡ahora tiene 13! Alberto Contador se alza con el Tour de Francia, la selección de voleibol y la de fútbol se coronan como campeonas de Europa y Jorge Lorenzo repite campeonato de motociclismo en 250 cc por segundo año seguido.
- La sociedad española se desvela con la desaparición de la niña británica Madeleine McCann en un hotel del Algarve portugués mientras estaba de vacaciones con sus padres. Estos afirman que la dejaron durmiendo en el hotel, pero hasta el día de hoy la pequeña sigue desaparecida.
- Un monumento de cristal recuerda en Atocha a las víctimas del 11M, tres años después del mayor atentado yihadista de la historia de nuestro país.
- El hoy Rey emérito, Juan Carlos I, increpa a Hugo Chávez con su célebre: “¿Por qué no te callas?” en la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, celebrada en Santiago de Chile.
EL CALENDARIO
El calendario de vacunación diseñado en 2007 incorpora la vacunación sistemática frente a la varicela a los 11-12 años de edad, para todos los que no hubieran sido inmunizados previamente o no hubieran pasado la enfermedad. Asimismo, incluyó para las chicas la vacuna del virus del papiloma humano (VPH), dentro de las estrategias preventivas para el cáncer de cuello de útero y para reforzar los programas de cribado de este tumor.
La vacuna de la varicela se aprobó para su venta en el año 2006 y fue incluida en el calendario vacunal oficial en 2007.
Actualmente, existen dos vacunas monocomponentes (solo actúan frente a la varicela) y otras dos combinadas con sarampión, rubeola y parotiditis. Se trata de vacunas elaboradas a partir de virus atenuados y se administran por vía subcutánea o intramuscular.
La vacunación sistemática frente a la varicela ha demostrado una eficacia de entre el 92 % y el 95 % para prevenir cualquier forma de la enfermedad. El esquema de vacunación que ha demostrado más efectividad consta de una primera dosis a los 12-15 meses, seguida de una segunda a los 3 o 4 años de edad, ya que se ha comprobado que con la primera dosis puede haber fallos vacunales.
Asimismo, se contempla la denominada vacunación de rescate a los 12 años para aquellos niños que no hayan pasado la enfermedad o no se hayan vacunado en todo ese tiempo, ya que, generalmente, la infección es más grave si se produce en la edad adulta. En estos casos, las dosis se administran con un intervalo mínimo de un mes.
De qué nos protege
La varicela está causada por el virus varicela-zóster, que es capaz de permanecer en estado de latencia en el organismo después de una primera infección y reactivarse debido a factores diversos, como la edad o los estados de inmunodepresión, siendo entonces el responsable del herpes zóster.
Se trata de una enfermedad muy frecuente en niños menores de 12 años y, de hecho, entre el 90 % y 95 % la sufren si no se vacunan. Generalmente cursa de manera benigna, aunque puede provocar complicaciones hasta en un 6 % de los afectados. Hay que tener presente que la infección suele ser más grave en adultos y que, si se contrae durante la gestación, el feto puede sufrir malformaciones congénitas o varicela del recién nacido, una patología muy grave.
Esta infección tiene un elevado coste sociosanitario, ya que produce entre 1 000 y 1 500 hospitalizaciones cada año, complicaciones en pacientes vulnerables y una alta tasa de absentismo escolar y laboral de los progenitores al cuidado de los niños afectados.
La varicela se caracteriza por la aparición de una erupción cutánea característica en forma de pequeños granos blanquecinos que progresivamente se convierten en vesículas o incluso ampollas. Estas lesiones, que producen un intenso picor y acaban convirtiéndose en costras, suelen localizarse inicialmente en la cara, el tronco y el cuero cabelludo y posteriormente se extienden por el resto del cuerpo.
Es una infección muy contagiosa y se transmite por contacto directo con las ampollas o por las gotitas de saliva que el paciente exhala al hablar, toser o estornudar. Dura alrededor de una semana (en la que el niño debe permanecer aislado hasta que todas las lesiones estén en forma de costra) y provoca otros síntomas como fiebre, dolor de cabeza, falta de apetito o náuseas.
La varicela puede tratarse con aciclovir oral (un antiviral) solo en ciertas ocasiones, pero la única forma de prevenir la infección o, al menos, hacer que curse de manera más leve, es la vacunación.
La vacuna reduce igualmente la incidencia de herpes zóster en niños: es entre 4 y 12 veces menor que los que no han recibido esta inmunización.
La vacuna del virus del papiloma humano (VPH)
Todas las vacunas disponibles frente al VPH han demostrado una alta tasa de eficacia frente a los diferentes tipos del virus (genotipos) para las que han sido formuladas (los de mayor capacidad de causar el desarrollo de un tumor maligno y los responsables de las verrugas genitales). También se ha observado un alto grado de protección cruzada para los genotipos no incluidos en la vacuna, lo que las haría más efectivas de lo esperado.
La vacunación frente al VPH evita la infección persistente por estos patógenos y el desarrollo de las lesiones pretumorales, por lo que se ha incluido dentro de las estrategias preventivas del cáncer de cérvix de primera línea.
Dado que la vacuna es plenamente eficaz cuando aún no se ha producido la infección, se recomienda su administración en la preadolescencia y adolescencia, antes de iniciarse en las relaciones sexuales. No obstante, cada vez existen más datos que concluyen que vacunar a mujeres adultas y a los varones repercute de manera más llamativa a la hora de reducir la prevalencia de la infección por VPH.
El Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría recomienda la vacunación sistemática frente al VPH antes de los 12 años, con independencia del género, para prevenir el cáncer cervical en la mujer, el de pene en el varón y el anal, el orofaríngeo y las lesiones precancerosas del tracto genital, tanto en la mujer como en el varón.
De qué nos protege
Lo que solemos denominar virus del papiloma humano (VPH) es, en realidad, una gran familia denominada Papillomaviridiae, compuesta por más de 200 miembros (genotipos) causantes de enfermedades y trastornos de diversa índole.
En torno a 45 de estos genotipos tienen capacidad para infectar el tracto genital y alrededor de una quincena son oncogénicos, es decir, están relacionados con el desarrollo de diversos tumores. Concretamente, el VPH-16 y VPH-18 son responsables del 70 % de todos los casos de cáncer de cuello de útero; una cifra que asciende hasta el 85 % si a estos dos genotipos añadimos el 31, 33, 45 y 52.
Varios VPH guardan una relación estrecha con las verrugas genitales (condilomas) y otras lesiones neoplásicas precursoras de tumores en la cavidad oral, la garganta, la cabeza y el cuello. Aunque las mujeres conforman el grupo más numeroso de afectadas, los varones pueden ser portadores y transmisores del virus, y sufrir patologías asociadas, como los condilomas o lesiones neoplásicas en la cavidad bucal, anal y en el pene.
Se estima que el VPH es el principal causante de enfermedades de transmisión sexual (ETS) del mundo. De hecho, se calcula que el 80 % de las mujeres se infectará de, al menos, un tipo de VPH a lo largo de su vida. El riesgo aumenta en función del número de parejas sexuales y, aunque el preservativo reduce la probabilidad de contraer la infección, no la elimina por completo.
La mayoría de las infecciones por VPH son transitorias, no causan síntomas y se resuelven de forma espontánea. Si se vuelve persistente (algo más probable si está infectada por los genotipos 16 o 18), es posible que la paciente desarrolle lesiones precancerosas que pueden evolucionar hacia un tumor genital si no reciben tratamiento.
Las lesiones causadas por VPH suelen observarse en las citologías que se llevan a cabo en las revisiones ginecológicas de rutina y se extirpan mediante métodos como la crioterapia, el láser, o con bisturí eléctrico, y, en algunos casos, con medicación específica como complemento a la cirugía.
En España no hay un único calendario vacunal. Uno de ellos es el que elabora anualmente el Ministerio de Sanidad y que el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) traslada a las comunidades autónomas y en él se determinan cuáles son las vacunas obligatorias y recomendadas que se administran dentro del sistema de salud (financiadas).
Hay un segundo calendario, que es el que elabora también anualmente el Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la Asociación Española de Pediatría, en el que pediatras expertos en vacunación proponen las vacunas que se deben o se recomiendan administrar a los niños y adolescentes que residen en España. Se confecciona tras revisar la última evidencia científica publicada sobre la investigación clínica en vacunas y atendiendo a la realidad epidemiológica y sanitaria del país. En ocasiones, no coincide con el oficial, si bien las recomendaciones de la AEP suelen anticiparse a los cambios que posteriormente se acaban recogiendo en el calendario oficial.
HAY DETRÁS DE CADA
CELEBRACIÓN -
JAVIER
2001
La actualidad del año 2001 estuvo marcada por el atentado terrorista sobre las Torres Gemelas de Nueva York, eclipsando todo lo que había ocurrido en los meses previos y marcando la actualidad durante mucho tiempo después.
El calendario vacunal vigente hasta ese momento se completó con la introducción de la vacuna antimeningocócica C conjugada en una pauta de varias dosis a partir de los dos meses de edad para evitar infecciones graves causadas por este serogrupo del meningococo.
EL AÑO
La tragedia del World Trade Center en septiembre de 2001, sumió al mundo entero en la tristeza. En la mañana del 11 de septiembre, cuatro grupos de terroristas de Al Qaeda secuestraron sendos vuelos comerciales y obligaron a los pilotos a estrellarse contra la Torres Gemelas de Nueva York y la sede del Pentágono en Arlington, cerca de Washington DC. Se estima que casi 3 000 personas fallecieron, hubo más de una veintena de desaparecidos y más de 25 000 resultaron heridos. Muchos de ellos arrastran secuelas que afectan a su salud física y mental. El resto de acontecimientos resultó ensombrecido por estos atentados.
- Apple presenta la primera generación del iPod, un reproductor de música con un diseño minimalista y una capacidad de almacenaje nunca vistas.
- El Proyecto Genoma Humano, iniciado en 1990, publica en Nature que ha completado el 90 % de la secuencia genética del ser humano.
- Gladiator, de Ridley Scott, gana el Oscar a la mejor película y catapulta a sus protagonistas, Russell Crowe y Joaquin Phoenix a la fama con mayúsculas. Al primero por noble y al segundo por villano.
- Holanda se convierte en el primer país en autorizar el matrimonio homosexual con una ley aprobada en 2000 que entra en vigor el 1 de abril de 2001 ¡Qué vivan los novios!
- Empieza la edición de Wikipedia en español, tabla de salvación de miles de estudiantes en la actualidad.
EL CALENDARIO
El calendario vacunal de 2001, que ya contemplaba la vacunación frente a la poliomielitis, tétanos, tosferina, sarampión, rubeola, parotiditis, hepatitis B se completa con la introducción de las inmunizaciones frente a Haemophilus influenzae tipo b y al serogrupo C del meningococo.
Estas dos vacunas hicieron descender drásticamente la incidencia de estas dos infecciones, que en nuestro país son casi residuales en la actualidad.
La vacuna de Haemophilus influenzae b
La vacuna frente a Haemophilus influenzae tipo b en realidad se introdujo oficialmente a mediados de diciembre de 2000 en el calendario vacunal y entró en vigor en 2001.
Las primeras versiones de esta vacuna no lograban estimular una respuesta inmunológica verdaderamente eficaz en lactantes menores de 18 meses, de manera que se siguió investigando hasta desarrollar nuevas formulaciones que protegiesen adecuadamente a los bebés.
Actualmente, disponemos de vacunas conjugadas muy efectivas que logran una respuesta satisfactoria a medio y largo plazo en el 90 %-95 % de los lactantes vacunados, que reciben su primera dosis a los 2 meses de edad.
La introducción de la vacuna frente a esta bacteria en el calendario sistemático ha repercutido en el descenso de la incidencia de enfermedad invasora en más de un 95 % en niños menores de 5 años con respecto a su incidencia en la etapa prevacunal, llegando prácticamente a desaparecer en nuestro país. De hecho, cuando se registran casos de esta patología generalmente se deben a errores al administrar la pauta vacunal o a que la infección está provocada por un tipo distinto al b.
De qué nos protege
Haemophilus influenzae es una bacteria exclusivamente humana capaz de colonizar el espacio nasofaríngeo y, en menor medida, la conjuntiva (membrana transparente que tapiza el interior del párpado y la parte blanca del globo ocular) y el tracto genital.
El serotipo b es especialmente agresivo en algunos grupos de personas más susceptibles, como niños menores de 5 años, pacientes inmunodeprimidos y ancianos. Cuando penetra en el resto del organismo puede ocasionar infecciones de carácter grave o muy grave que afectan a los oídos, la garganta, la piel, las articulaciones o las meninges (las membranas que envuelven el cerebro y la médula espinal).
Haemophilus influenzae se transmite por contacto con una persona enferma o portadora sana; es decir alguien que tiene la bacteria alojada en su cuerpo, pero no sufre los síntomas de la patología. El contagio se produce a través de la mucosidad o las gotas de saliva, generalmente cuando el huésped tose o estornuda cerca de la persona sana.
En función de la zona afectada por la infección, los síntomas son diferentes: tos y dificultad respiratoria (neumonía), piel roja y sensible (celulitis), inflamación de garganta, dolor al tragar, salivación excesiva y dificultad respiratoria (epiglotitis), dolor e hinchazón articular, calor y enrojecimiento de la piel a nivel local (artritis), dolor y supuración de oídos (otitis) y dolor de cabeza, vómitos y rigidez en el cuello (meningitis).
Estas enfermedades pueden complicarse y causar secuelas permanentes e, incluso, la muerte, tal y como sucede con la meningitis, la epiglotitis o la neumonía. Aunque pueden tratarse con antibióticos, algunas de estas patologías pueden evolucionar y agravarse en muy poco tiempo, de manera que la mejor alternativa es prevenirlas mediante la vacunación.
La vacuna del meningococo C
Hasta hace pocos años el serogrupo C del meningococo era, junto al B, el más prevalente en Europa de los 12 serogrupos del patógeno Neisseria meningitidis. La primera vacuna que se comercializó para combatir la meningitis se creó contra el serogrupo C.
En los últimos años, gracias a la vacunación sistemática frente al meningococo C, se ha producido un descenso de la enfermedad asociada a esta infección, lo que ha dado lugar a que emerjan otros serogrupos del meningococo que hasta el momento eran menos habituales en nuestro entorno, tales como el W y el Y, lo que ha obligado a desarrollar nuevas vacunas frente a ellos y a recomendar su introducción en los calendarios vacunales actuales.
Los especialistas recomiendan la vacunación de todos los niños y adolescentes frente al meningococo C empezando la pauta a los 4 meses de edad. También aconsejan esta vacuna a los bebés a partir de las 6 semanas de vida que tengan factores de riesgo de contraer la infección o que vayan a viajar a países donde la incidencia de esta enfermedad es alta.
De qué nos protege
El meningococo C es uno de los 12 serogrupos pertenecientes a la familia del patógeno Neisseria meningitidis, uno de los más temidos por su capacidad para producir meningitis bacteriana y sepsis (infección generalizada), dos patologías graves con una alta tasa de mortalidad y secuelas graves.
De hecho, la enfermedad invasora causada por estos microorganismos está catalogada como “la única causa de meningitis bacteriana capaz de causar epidemias”. Por su parte, la sepsis meningocócica puede producir la muerte de un individuo previamente sano en pocas horas.
Diagnosticar esta infección representa un verdadero reto para los facultativos, ya que, en su inicio, la sintomatología es común a otros procesos comunes leves, como gripe, resfriado o faringitis.
En la meningitis, los más frecuentes son fiebre, vómitos, mareos, dolor de cabeza intenso, rigidez en la nuca que hace imposible acercar la barbilla al pecho y fotofobia (la exposición a la luz resulta molesta). En cuanto a la sepsis, ésta puede presentarse sin meningitis asociada hasta en un 20 % de los casos y se manifiesta por una evolución muy rápida de este cuadro inicial hacia un agravamiento general que cursa con fiebre alta, aparición de manchas rojizas o moradas en la piel, disminución de la consciencia, fallo multiorgánico y muerte.
Además de meningitis y sepsis, el meningococo C puede ocasionar otras enfermedades de diversa índole, como neumonía, endocarditis, pericarditis o artritis. Aunque existe la posibilidad de tratar todas estas infecciones con antibióticos, lo cierto es que algunas de ellas pueden avanzar de manera tan rápida que la mejor estrategia para evitar contraerlas es la prevención mediante la vacunación.
La vacuna de la Hepatitis B
La vacunación universal frente a la hepatitis B forma parte de las inmunizaciones básicas recomendadas por la OMS. En España, la vacuna se introdujo entre los años 1991 y 1996 como parte de la inmunización sistemática de los adolescentes. Actualmente se administra en el primer año de vida y requiere 3 dosis. La primera dosis se aplica a los 2 meses de edad, como vacuna hexavalente (protege frente a 6 infecciones: además de la hepatitis B, frente a la difteria, tosferina, tétanos, poliomielitis, Haemophilus influenzae tipo b).
Gracias a la vacunación sistemática, en 2019, la proporción de niños menores de 5 años con infección crónica por el virus de la hepatitis B cayó por debajo del 1 %, cuando alcanzaba el 5 % en la era prevacunal.
De qué nos protege
La hepatitis B es una enfermedad infecciosa de transmisión fundamentalmente sexual y sanguínea, causada por el virus de la hepatitis B (VHB). El periodo de mayor riesgo para la adquisición de la infección es el final de la adolescencia y los primeros años de la edad adulta. Existe riesgo de transmisión vertical al recién nacido en madres portadoras del virus, pero actualmente esta vía es prácticamente inexistente si se vacuna al bebé en las primeras horas de vida.
Este patógeno es, junto con el virus del papiloma humano (VPH), causa demostrada de cánceres prevenibles mediante vacunación. A nivel mundial, se estima que más de la mitad del tipo más común de cáncer de hígado, el carcinoma hepatocelular, es debida al VHB.
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) existen aproximadamente 350 millones de personas infectadas de manera crónica por este virus, con alto riesgo de enfermedad hepática grave y muerte por cirrosis o cáncer. Se estima que el VHB es responsable de aproximadamente un millón de muertes al año en todo el mundo. España mantiene una tasa de incidencia baja y en los últimos 10 años se han declarado tan solo 15 casos de hepatitis B en niños menores de 1 año, siendo 7 de ellos importados.
Consejos para aliviar el dolor del pinchazo
Buena parte de las vacunas empiezan a ponerse desde las primeras semanas del bebé y casi todas son inyectadas. Para aliviar el dolor y las molestias a los pequeños, se han desarrollado vacunas frente a varios patógenos en un solo producto. No obstante, hay trucos para aliviar el dolor del pinchazo que resultan muy útiles para pasar el mal trago de la mejor manera posible.
Los más efectivos suelen ser amamantar a bebé mientras le ponen la inyección o darle una solución azucarada si no está lactando. En niños más mayores es conveniente abrazarlos, ponerles sentados en lugar de tumbados, recurrir a maniobras de distracción y relajación como contarles un cuento, darles algún juguete, acompañarles en ejercicios de respiración, hablarles… y, sobre todo, ofrecerles cariño y paciencia. En algunos casos se puede aplicar un anestésico tópico en la zona del pinchazo.
¿Y después de la inyección?
Una vez que el pequeño ha recibido el pinchazo, el sanitario ha de retirar la aguja rápidamente y presionar ligeramente la zona sin masajearla. Generalmente, se cubre el área de la inyección con un trocito de algodón y una tirita que puede quitarse a los pocos minutos.
Tras la vacunación, siempre se debe permanecer en el recinto médico (o cerca del mismo) durante, al menos, media hora para observar posibles reacciones alérgicas inmediatas.
El dolor posterior a la vacunación puede aliviarse aplicando frío local en intervalos cortos. El paracetamol puede ayudar a tratar la fiebre y el dolor posteriores a la vacunación. No obstante, no hay que usar este medicamento rutinariamente como medida preventiva, sino únicamente si aparecen estos síntomas después de haber vacunado al pequeño.
HAY DETRÁS DE CADA
CELEBRACIÓN -
HUGO
UN AÑO CUALQUIERA
Cada año nacen alrededor de 350 000 niños en España. Más del 95 % recibirá todas las vacunas incluidas en el calendario oficial durante su infancia y adolescencia y llegará a la edad adulta protegido frente a la mayoría de las enfermedades infecciosas prevenibles.
PRIMER AÑO
La inmunidad frente a virus, bacterias y otros patógenos se forja durante los primeros años de vida, cuando se establecen los mecanismos que permiten al organismo defenderse de todos los agresores.
- Durante este proceso, los niños son especialmente vulnerables a infecciones, por lo que dependen de que tú tomes la decisión correcta para protegerlos.
- Vacunar a tu hijo entre el nacimiento y los primeros años lo protege de 14 enfermedades graves.
- También protege a tus familiares y contactos que tienen un mayor riesgo de contraer infecciones y no pueden ser vacunados, porque todavía no alcanzan la edad adecuada o padecen ciertos problemas de salud.
- Los niños son más vulnerables cuando nacen, por lo que dependen de que tú tomes las decisiones correctas para protegerlos. Y es fundamental que cumplas con el calendario de vacunación que te recomiende tu pediatra.
- En 2020, con motivo de la pandemia y el confinamiento se detectó un retraso en el cumplimiento de las pautas de vacunación infantiles. Afortunadamente, se ha ido recuperando.
EL CALENDARIO
El calendario de vacunación es la secuencia cronológica de vacunas que se administran sistemáticamente en un país o área geográfica. Desde el primer calendario sistematizado oficial que se introdujo en 1975, esta herramienta de salud pública se actualiza periódicamente para incorporar nuevas inmunizaciones. En los últimos 6 años se han incluido dos vacunas más: la antineumocócica, que desde 2015 se administra a los 2, 4 y 11 meses de edad, y la antimeningocócica tetravalente, que desde 2019 se aplica a los 12 años con un rescate hasta los 18 años. Se espera que, en los próximos años, se incorporen nuevas vacunas que ya están disponibles.
La vacuna del neumococo
Existen dos tipos de vacunas frente al neumococo: las de polisacáridos puros y las conjugadas. Ambas evitan miles de fallecimientos, hospitalizaciones y secuelas asociadas a las enfermedades neumocócicas y no solo lo hacen en la población pediátrica, sino también entre los adultos, ya que tienen una gran capacidad para inducir inmunidad de grupo. Este dato es especialmente relevante para los ancianos, un segmento de la población especialmente vulnerable a la enfermedad neumocócica.
Las vacunas de polisacáridos han demostrado reducir en casi un 50 % la neumonía por todas las causas en países de renta baja. En países de alta renta, su uso se reserva a casos concretos de alto riesgo, ya que su efectividad en menores de 2 años es baja. Las vacunas conjugadas frente a la enfermedad neumocócica además de su eficacia para prevenir las formas graves de enfermedad, reducen considerablemente los casos de meningitis y los de neumonía y tienen un gran impacto en la prevención de las otitis graves, evitando en muchos casos la implantación de tubos de drenaje en los oídos.
De qué nos protege
La denominada enfermedad neumocócica está causada por la bacteria Streptococcus pneumoniae, un neumococo del que hay más de 95 serotipos. Este patógeno tiene capacidad para colonizar el espacio nasofaríngeo en los primeros meses de vida. Entre el 25 % y el 80 % de la población pediátrica es portadora de S. pneumoniae al cumplir 3 años. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 1 y 2 millones de niños menores de 2 años fallecen a causa de infecciones neumocócicas en los países de renta baja, donde las tasas de vacunación siguen siendo deficientes.
La bacteria se transmite fundamentalmente en el entorno familiar y es responsable de dos tipos de enfermedad:
- Invasora. Se produce cuando el patógeno logra salir del entorno nasofaríngeo y entra en la sangre, diseminándose por todo el organismo. En este caso puede causar, sobre todo:
- Meningitis. Inflamación de las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal. Puede ser grave si es bacteriana.
- Infección bacteriana de la sangre.
- Sepsis. Enfermedad muy grave causada por la reacción en cadena de todo el organismo ante una infección.
- Neumonía bacteriana. Infección pulmonar causada por bacterias.
- En este caso, el microorganismo afecta a un área concreta del organismo, generalmente:
- Neumonía. Infección de los pulmones.
- Otitis media. Infección de los oídos. Puede ser recurrente y en sus formas más graves inducir pérdida auditiva. En ocasiones requiere de la implantación de tubos de drenaje para evitar daños en la audición.
- Infección de los senos paranasales que puede hacerse crónica.
La mayor parte de las infecciones causadas por neumococo no son graves, pero provocan sintomatología molesta o dolorosa. En algunos casos, asociados a patologías invasoras, pueden darse complicaciones graves e, incluso, la muerte. Por otra parte, las infecciones neumocócicas localizadas son muy prevalentes y causan un gran impacto socioeconómico.
La población más susceptible de desarrollar complicaciones derivadas de las enfermedades inducidas por este patógeno son los bebés y niños menores de 5 años, los ancianos, las personas con patologías crónicas y los pacientes inmunodeprimidos.
La vacuna del meningococo ACWY
El meningococo Neisseria meningitidis es una bacteria de la que existen 12 serogrupos, aunque únicamente 6 tienen capacidad para provocar enfermedad meningocócica invasora (A, B, C, W, X e Y). Es responsable de una tasa de mortalidad en torno al 10 % de las personas afectadas y de que hasta un 30 % de los casos queden con secuelas graves o muy graves.
La vacunación sistemática con la vacuna monovalente frente al serogrupo C ha reducido de forma drástica las infecciones. Sin embargo, otros serogrupos hasta ahora menos habituales, como el W y el Y, han tomado el relevo como causa de infección.
La vacunación es la única herramienta útil frente a la enfermedad meningocócica en su forma invasora, la más grave, ya que los tratamientos con antibióticos tienen una eficacia muy limitada debido a la rapidez con la que puede progresar la infección y sus consecuencias puede ser muy graves.
Por este motivo, los especialistas recomiendan sustituir la pauta vacunal vigente; que consta de dos dosis de la vacuna monovalente (a los 4 y 12 meses) más una dosis de la tetravalente a los 12 años por otro patrón, que actualmente solo está disponible en algunas comunidades autónomas, en el que la dosis del primer año sea también tetravalente.
De qué nos protege
La meningitis meningocócica es una infección causada por una bacteria, el menigococo Neisseria meningitidis, que tiene una gran facilidad para colonizar las vías respiratorias, incluso aunque no cause enfermedad activa. Determinados serogrupos de este patógeno tienen capacidad para desencadenar un cuadro muy grave denominado enfermedad meningocócica invasora, que puede manifestarse en forma de meningitis, sepsis o una combinación de ambas.
La meningitis meningocócica comienza con un cuadro de cefalea, fiebre y rigidez en la nuca que puede evolucionar con náuseas, vómitos, convulsiones y fotofobia, aunque no siempre. La mayoría de los pacientes se recupera, aunque existe una tasa muy elevada de secuelas graves permanentes, entre otros, daño cerebral, pérdida auditiva, sordera, pérdida visual, ceguera o trastornos del neurodesarrollo.
Algunos de estos casos pueden desembocar en sepsis, pero entre el 5 % y el 20 % de los afectados desarrolla sepsis sin meningitis previa. La sepsis es muy grave, evoluciona muy rápidamente y tiene una gran tasa de letalidad y de secuelas graves permanentes, como la amputación de extremidades.
Los segmentos de la población más afectados por la enfermedad meningocócica son: los menores de un año, los niños de entre 1 y 4 años y los adolescentes de entre 15 y 19. Prácticamente la totalidad de los casos se da en individuos previamente sanos en los que no existen factores de riesgo ni problemas de salud que los hagan más susceptibles a contraer la enfermedad.
El recurso más efectivo para evitar la enfermedad es la vacunación.
Vacunas pendientes de inclusión
Rotavirus
Existen dos vacunas frente al rotavirus, una pentavalente bovina-humana y otra monovalente humana. Ambas son atenuadas (contienen una versión menos virulenta del patógeno) y se administran por vía oral; en tres dosis la bovina-humana y en dos la monovalente humana. Las dos son seguras, eficaces, confieren una alta tasa de protección y pueden administrarse junto a otras vacunas del calendario.
La introducción de estas vacunas ha reducido de forma llamativa la incidencia de la infección por rotavirus y sus complicaciones en la edad pediátrica. Los datos disponibles apuntan a que, además, la inmunización ejerce una protección indirecta en niños mayores no vacunados mediante la creación de una inmunidad de grupo.
Más de 100 países en todo el mundo han incorporado esta vacuna a sus calendarios sistemáticos de vacunación. En nuestro país está disponible en las farmacias con receta médica.
De qué nos protege
El rotavirus está asociado a la mayor parte de los episodios de diarrea infantil y gastroenteritis grave en niños menores de 5 años; especialmente durante los 2 primeros años de vida.
Este patógeno infecta a prácticamente todos los pequeños en este tramo de edad y en los países de renta baja provoca una alta tasa de mortalidad. En las naciones con mayor nivel de desarrollo, la infección por rotavirus es responsable de la mayoría de los ingresos hospitalarios por gastroenteritis entre la población pediátrica, dado que su complicación más grave es la deshidratación.
La transmisión de este virus es fecal-oral y suele producirse a través del contacto directo con pacientes enfermos o con objetos que hayan podido tener roce con sus heces (pañales, juguetes…). Por este motivo, es necesario extremar la higiene de manos después de cada deposición o tras atender a un paciente infectado.
La infección cursa con fiebre, vómitos y diarrea acuosa. Suele prolongarse durante un periodo que oscila entre los cinco y los siete días, en los que hay que asegurar la reposición de los líquidos perdidos para evitar que el pequeño se deshidrate.
Salvo el reposo y la reposición de líquidos para aliviar los síntomas, no hay tratamiento específico para la infección. Por este motivo, y dado que la infección afectará a casi todos los niños de corta edad, los especialistas recomiendan la vacunación universal de todos los lactantes frente al rotavirus.
Menigococo B
El desarrollo de nuevos métodos en vacunología ha hecho posible obtener una inmunización efectiva contra el serogrupo B del meningococo, una bacteria que coloniza la cavidad nasofaríngea y que puede causar enfermedades graves, como meningitis y sepsis. Los pediatras recomiendan vacunar a los niños a partir de los 2 meses de edad y consideran que es necesario valorar la recomendación a otros grupos de edad para reforzar la protección frente a este microorganismo.
El Sistema Nacional de Salud español financia esta vacuna en determinados pacientes de riesgo. En las comunidades autónomas en las que no está financiada está disponible en farmacias con prescripción médica.
De qué nos protege
El meningococo B es uno de los 12 serogrupos de Neisseria meningitidis, una bacteria que se aloja y coloniza la nasofaringe. De estos 12 serogrupos, el B, C, W, C e Y son los más prevalentes en Europa.
Se trata de un patógeno exclusivamente humano que puede vivir durante largas temporadas alojado en la garganta de niños y adolescentes sin hacerlos enfermar. No obstante, el meningococo B es el serogrupo que con mayor frecuencia se asocia a la enfermedad meningocócica invasora, una patología poco frecuente, pero cuyas manifestaciones más graves, la meningitis y la sepsis, acarrean consecuencias devastadoras.
Tanto la sepsis como la meningitis son patologías que pueden evolucionar de manera extraordinariamente rápida y tienen una alta tasa de mortalidad, así como de secuelas graves permanentes, tales como amputaciones.
La infección meningocócica se contrae a través del contacto directo con la saliva y las secreciones respiratorias que se emiten al hablar, toser, estornudar, besar, compartir cubertería y menaje… bien de una persona enferma, bien de un portador asintomático.
Los síntomas iniciales de la enfermedad meningocócica invasora son inespecíficos y pueden confundirse fácilmente con procesos catarrales sin importancia (fiebre, tos, malestar…), lo que incrementa el riesgo de sufrir complicaciones graves por el retraso en el diagnóstico.
Esta circunstancia, unida al hecho de que el único tratamiento factible con antibióticos ha de aplicarse de forma muy precoz y a la posibilidad de que incluso las manifestaciones menos graves de la infección, como la neumonía, acaben complicándose, hacen que los especialistas recomienden la vacunación frente al serogrupo B.
Los datos recabados de países como Reino Unido, Italia y Portugal apuntan a la eficacia de esta medida, ya que se ha observado una reducción muy importante de la incidencia de enfermedad meningocócica invasora por el serogrupo B en todos los segmentos de la población que han sido vacunados.
El futuro de las vacunas
Cientos de vacunas se encuentran actualmente en fases de investigación para controlar enfermedades infecciosas nuevas; como la covid-19, enfermedades ya existentes para las que aún no hay vacuna, como son el citomegalovirus o virus respiratorio sincitial, o patologías que amenazan la salud pública de manera más recurrente y más trascendente que antaño, como es el caso del Ébola.
Para la elaboración de algunas de estas vacunas es necesario que los equipos de investigación desarrollen nuevos métodos que no estén basados únicamente en la inmunización mediante la introducción del patógeno inactivado o atenuado. Es el caso de las vacunas de ARN mensajero, basadas en anticipar la respuesta inmunológica del organismo enseñándole a leer una infección ficticia para que pueda contrarrestarla cuando se produzca la infección real.
Las vacunas que se han desarrollado y buena parte de las que se están investigando para contener el virus SARS-CoV-2, causante de la pandemia de la covid-19, son de ARN mensajero. Este tipo de inmunización se perfila, además, como una excelente candidata para prevenir la gripe estacional o enfermedades emergentes susceptibles de causar nuevas pandemias.
También se han desarrollado vacunas contra virus como el del Ébola o el SARS-CoV-2 cuyo vector (portador) es un adenovirus. En este caso, se utiliza un virus humano o de chimpancé sin capacidad de replicarse y, por tanto de causar enfermedad, que porta en su interior un antígeno (fragmento sintético de ADN viral) para estimular la inmunidad.
Se están investigando también nuevas vías de administración, nuevos adyuvantes que potencien la respuesta inmunológica o vacunas aptas para determinados estados de salud, como la inmunosupresión.
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CELEBRAMOS LA VIDA
SOBRE LA CAMPAÑA
Las vacunas son uno de los instrumentos más poderosos en la historia de la salud pública. Son las armas más eficaces en la prevención de las enfermedades infecciosas. A lo largo de las últimas décadas han cumplido su misión salvando vidas en todo el planeta, neutralizando virus y bacterias con potencial letal. Les debemos estar aquí, con los nuestros.
Hoy las vacunas acaparan las conversaciones. Nos dan, de nuevo, esperanza. Es, por tanto, el momento de reforzar la confianza pública en ellas.
"Las vacunas cumplen" es una campaña divulgativa impulsada por la Asociación Española de Pediatría con el fin de aportar información fiable sobre la necesidad de mantener las coberturas vacunales en la población infantil como primera línea de defensa frente a las enfermedades infecciosas.
Las primeras vacunas llegaron a España en 1800, pero no fue hasta los años 40 del siglo pasado que empezaron a llevarse a cabo campañas poblacionales para reducir alta mortalidad y discapacidad causadas por enfermedades infecciosas como la viruela, la poliomelitis, la difteria, el sarampión o la tosferina. En 1975 se introdujo el primer calendario de vacunaciones sistematizado para la población infantil. Casi 50 años y varios calendarios después, algunas infecciones han podido ser erradicadas y otras están cerca.
Pero este logro es frágil y tenemos una responsabilidad individual y colectiva a la hora de mantenerlo. Aunque lentamente, en todo el mundo crece la desinformación sobre las vacunas y surgen brotes infecciosos en personas no vacunadas que podrían haberse prevenido. En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la desconfianza en la seguridad y efectividad en la vacunación una de las principales amenazas a la salud global.
AHORA MÁS QUE NUNCA, NO PODEMOS FALLAR
PARA QUE TODOS SIGAMOS CELEBRANDO LA VIDA.
#LASVACUNASCUMPLEN
TENEMOS MOTIVOS QUE CELEBRAR
PROTECCIÓN
Las vacunas nos protegen de enfermedades peligrosas. Muchas de ellas son ahora poco frecuentes gracias al mantenimiento de las vacunaciones en toda la población.
SEGURIDAD
Son medicamentos muy seguros, sometidos a estudios estrictos antes de comercializarse y siendo vigilados después de su comercialización para detectar posibles efectos adversos. Se administran por profesionales sanitarios y los efectos secundarios son leves.
SOLIDARIDAD
Cuando nos vacunamos nos protegemos a nosotros mismos y a aquellos que no pueden y están más expuestos. De esta manera, creamos una barrera de personas inmunes que impide la circulación de los agentes infecciosos.
RESPONSABILIDAD
Preservar la salud pública es una tarea colectiva. Evitar la emergencia de brotes o epidemias de patologías hasta ahora controladas es labor de todos.
CUMPLE TÚ TAMBIÉN
INFÓRMATE
BIEN
En caso de que tengas dudas, busca información, pero asegúrate de acudir a fuentes fiables.
CORRE
LA VOZ
Mantener la salud pública significa mantener los niveles de vacunación. Corre la voz recomendando información fiable sobre las vacunas.
FRENA
LOS BULOS
La desinformación se comporta como un virus y podemos colaborar en su extensión difundiendo mensajes falsos: si detectas uno, no lo compartas y, en caso de duda, envíalo a una organización de verificación o al Comité Asesor de Vacunas de la AEP. ¡Te vamos a responder!
SÉ
RESPONSABLE
Si dejamos de vacunarnos, estaremos indefensos frente a enfermedades graves, pudiendo aparecer brotes o epidemias de patologías hasta ahora controladas.
SOBRE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE PEDIATRÍA
La Asociación Española de Pediatría es una sociedad científica que representa a cerca de 14.000 pediatras que trabajan tanto en el ámbito hospitalario como de atención primaria. Está integrada por todas las sociedades científicas de pediatría regionales y las sociedades de pediatría de las distintas especialidades. El principal objetivo de la asociación es velar por la adecuada atención sanitaria, fomentar el desarrollo de la especialidad, tanto en sus aspectos asistenciales como en los docentes y de investigación, además de asesorar a todas aquellas instituciones competentes en asuntos que puedan afectar o afecten a la salud, desarrollo e integridad del niño y del adolescente, así como divulgar e informar a la población sobre cuestiones de salud infantil.
TRANSPARENCIA
Esta campaña está promovida en exclusiva por la Asociación Española de Pediatría y ha contado con la colaboración de su Comité Asesor de Vacunas (CAV) en la coordinación científica de la misma. El desarrollo de todos los contenidos ha sido supervisado, revisado y validado por especialistas en Pediatría del CAV.
El desarrollo técnico (producción audiovisual y multimedia) de esta campaña ha sido posible
gracias a la ayuda facilitada por Pfizer, GSK, Sanofi y MSD.
¿CÓMO PUEDO COLABORAR?
SOY CIUDADANO/A
¿CÓMO PUEDO COLABORAR?
RECONOCE LOS BULOS Y FRÉNALOS. NO EXTIENDAS LA DESCONFIANZA
La confianza en las vacunas varía ampliamente entre países y regiones del mundo. Mientras en algunos parece estar mejorando, en otros crece el escepticismo en su seguridad. La difusión de bulos sobre vacunas representa una amenaza para los programas de vacunación a nivel mundial.
España ocupa el puesto 85 entre los países con una actitud positiva hacia las vacunas.
10 CLAVES PARA QUE NO TE LA CUELEN CON BULOS SOBRE LAS VACUNAS
ANTES DE COMPARTIR ALGO QUE TE LLEGUE POR WHATSAPP O POR REDES SOCIALES, RECUERDA ESTA REGLA:
FRENA
PIENSA
VERIFICA
RECIBES ALGO QUE TE HUELE RARO
Las desinformaciones sobre vacunas suelen apelar al miedo y están relacionadas con sus componentes, efectos secundarios graves, muertes o colectivos vulnerables. ¿Ponen en duda que sean un avance para la salud pública? Entonces será falso. La realidad es que cada año las vacunas evitan 2,5 millones de muertes en todo el mundo.
¿DA ALGÚN DATO O FUENTE?
Comprueba si es cierto: los bulos de vacunas suelen aportar cifras manipuladas o infladas que no se corresponden con la realidad. También citan a supuestos médicos que no lo son o víctimas que no existen.
SI TIENE UN ENLACE, LÉELO COMPLETO
No te quedes solo con el titular: algunas páginas web usan la técnica del clickbait, con titulares falsos para despertar asombro y conseguir clics. Pincha en el contenido y léelo hasta el final para comprobar si se corresponde con el titular.
¿NO SABES DE DÓNDE PROCEDE? NO LO COMPARTAS
Si es una imagen, un audio o un vídeo y no identificas su procedencia, necesitas más contexto para asegurarte de que es real.
DESCONFÍA...
Aunque el contenido se refiera a supuestos médicos o personal sanitario: lo que importan son las evidencias.
SI LO FIRMA UN AUTOR Y UN MEDIO, BÚSCALO EN INTERNET
Comprueba si lo han publicado más medios: las informaciones sobre vacunas que proceden de fuentes fiables se suelen publicar en más de un sitio.
CONSULTA EN EL WHATSAPP DE MALDITA.ES
Envía la foto, vídeo o palabras clave del contenido que te ha llegado al +34 644 229 319. Te contestaremos en el acto.
SI ESTÁ DESMENTIDO, COMPÁRTELO
Envíalo a las mismas personas o canales por los que te llegó y así ayudas a pararlo.
SI NO ESTÁ DESMENTIDO
En Maldita.es trabajaremos para averiguarlo.
RECUERDA...
Si no estás seguro de la veracidad del contenido, NO LO COMPARTAS.
¿TIENES DUDAS CONCRETAS SOBRE VACUNAS?
Pregunta al Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría
https://vacunasaep.org/familias/pregunta-al-cav
Busca la respuesta a tu pregunta en el buscador de preguntas. Hay cerca de 7.000 respuestas a dudas planteadas por otros usuarios sobre vacunas. Puedes buscar por 62 categorías o por fecha.
Si tu duda no tiene respuesta, mándanos tu consulta. Los pediatras expertos en vacunas se pondrán a trabajar y contestarán en menos de 48 horas. Quédate pendiente de la respuesta. Si ayuda a que otros salgan de dudas, compártela.
Maldita.es es un medio de comunicación sin ánimo de lucro que lucha contra la desinformación y promueve la transparencia a través del fact-checking y el uso de técnicas de periodismo de datos. Su misión principal es dotar herramientas, tecnología e información que permita a los ciudadanos crearse opiniones y tomar decisiones informadas. Es la única organización española parte del grupo de alto nivel sobre Fake News y Desinformación de la Comisión Europea. También es firmante del Código de Principios de la International Fact-Checking Network.
SOY PROFESIONAL SANITARIO
CONTRIBUYE A PROPAGAR LA CONFIANZA. RECONOCE LOS BULOS Y FRÉNALOS
Las redes sociales e internet son hoy las principales fuentes informativas de la población. Los usuarios comparten y consumen información cada día a través de ellas. La información de salud se difunde y consume mayoritariamente en plataformas como Facebook, Instagram, Twitter y en servicios de mensajería como WhatsApp. También lo hace la desinformación. Las vacunas constituyen uno de los temas sanitarios sobre los que se difunde mayor cantidad de bulos.
Los medios sociales representan una oportunidad para la Pediatría. Como profesional sanitario puedes difundir y compartir información fiable sobre salud infantil y vacunas a tus contactos y a las familias de tus pacientes. También puedes contribuir a mejorar la educación sanitaria de la población y, sobre todo, ayudar a detectar bulos en salud y en vacunas y a combatirlos.
¿CÓMO PUEDO AYUDAR A
DETENER LA DESINFORMACIÓN?
Difunde y comparte recursos informativos fiables. Indica a tus contactos y a las familias de tus pacientes dónde pueden localizar información objetiva y veraz sobre vacunación y las vacunas. Sí, también los contenidos de #LasVacunasCumplen. Si detectas un bulo, actúa.
Participa en su desactivación.
¿QUÉ HAGO SI ALGUIEN ME REMITE
UN BULO SOBRE VACUNAS?
RECIBES ALGO QUE PARECE UN BULO:
FOTO, VÍDEO, AUDIO O TEXTO.
Mándalo al WhatsApp de Maldita.es al
+34 644 229 319.
Si está desmentido, compártelo con la persona que te lo envió por el mismo canal
Si no figura como bulo, los periodistas expertos en verificación se pondrán a trabajar y publicarán un desmentido.
De esta manera, colaboras a romper la cadena de difusión de bulos.
DETECTAS UNA INFORMACIÓN CONFUSA.
AYUDAS A ACLARAR DUDAS.
Remite a la persona que publicó la información
a webs informativas fiables sobre vacunas
o a la sección
Pregunta al CAV
de la web del Comité Asesor de Vacunas de la AEP.
Los pediatras expertos en vacunas del CAV contestan a las preguntas de profesionales o ciudadanos en menos de 48 horas.
De esta manera, colaboras a consolidar el nivel
de confianza en las vacunas de la población.